¿Está la Alta Gerencia de las empresas abocada prioritariamente a promover y facilitar la gestión exitosa de los talentos de su RRHH? La respuesta: Son excepcionales las empresas propiamente del NOA que poseen un plan estratégico de desarrollo de su RRHH. ¿Qué hacer entonces?
Así como la tecnología, el mercado y los clientes son tan cambiantes cada día, de igual manera, esto nos lleva a seleccionar candidatos cuyas competencias conductuales y técnicas satisfagan y superen las expectativas.
Después del ingreso del personal a la empresa, tiene que iniciarse un proceso de inducción adecuado al puesto, recorriendo el largo camino de capacitación, a través de la motivación de un sistema de remuneración satisfactorio para los colaboradores, dentro de un marco legislativo justo y una seguridad laboral que les permitan al mismo tiempo mantener el compromiso y la lealtad hacia la empresa contratante.
Sin embargo, a veces las organizaciones padecen síntomas como el incumplimiento de metas, falta de planificación, cambios de actitudes no esperados en los colaboradores, clima de trabajo inadecuado, manejo ineficaz de los cambios, comunicación inefectiva, alta rotación del personal, incapacidad para enfrentar los cambios, falta de trabajo en equipo y liderazgo autoritario.
Además, la desmotivación laboral, escaso incremento en las ventas, una pobre calidad en el servicio al cliente, y ausencia de capacitación y desarrollo, se traducen en baja competitividad.
Nos encontramos en un camino de líneas paralelas, donde la alta gerencia y el desarrollo humano del personal transitan una al lado de la otra, mas no dependiendo ésta última de la primera.
La clave del éxito de las empresas de clase mundial solo tiene una respuesta: Planificación, apoyo, entrenamiento, empoderamiento y seguimiento, a través de un equipo sinérgico conformado entre la alta gerencia y todos los mandos medios.
Esto con el objetivo de que el camino paralelo desaparezca, logrando que la visión de la organización se cumpla y se ofrezca un servicio de excelencia a los clientes. La gestión que realiza un departamento de gestión humana puede ser comparada con un engranaje, pues cada subsistema que lo compone se interrelaciona y depende uno del otro: reclutamiento y selección del talento, capacitación y desarrollo de carreras, compensación y beneficios, desarrollo organizacional y desempeño, relaciones laborales, seguridad e higiene industrial.
La evaluación de la gestión de recursos humanos es solamente un proceso correctivo. Para que este proceso sea preventivo el protagonismo lo debe tener la alta gerencia, quien debe diseñar las estrategias necesarias y la planificación.
Los resultados deben ser evaluados cuantitativamente por la alta gerencia conjuntamente con recursos humanos, debido a que en épocas anteriores un departamento de personal solo se dedicaba a controlar las nóminas y pagos de los colaboradores. Hoy día se involucra en términos como la inteligencia emocional, trabajo en equipo y calidad en el servicio al cliente.
La alta gerencia no puede estar lejos de este proceso, sino ser partícipe asumiendo un rol de liderazgo y de coach, necesario para la adecuada ejecución y obtención de resultados esperados.
¿Por qué la autoevaluación? Porque mediante el diagnóstico obtenido aseguramos un manejo adecuado de los cambios desde arriba y hacia abajo, es decir, desde la alta gerencia hacia los departamentos operativos, garantizando que cada parte asuma el rol que le corresponde en este proceso y evitando el paralelismo que como un abismo separa las altas directrices y la gestión humana y, de igual manera, evitando que todo proceso de cambio sea trabajado desde abajo y no tenga el éxito esperado.